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La importancia de los medios públicos

En los 90, el control mediático no podía seguir manejando la conveniencia de un grupo de poder, por lo que empezaron destellos de contenidos duros contra el sistema



Por Héctor Ochoa


Si nos remontamos a los años 90’s y platicamos de comunicación, sin duda estará en nuestra conversación el duopolio televisivo que controló los contenidos informativos, culturales y de ocio en nuestro país: Televisa y TV Azteca.


Aquellos dos grandes consorcios televisivos manejaban dicha información a la orden de los patrocinadores y el más grande de todos, adivinen quién era… efectivamente: el Gobierno Federal en turno o Los Pinos, la antigua sede del poder nacional.


Con este control se veía lejana una transición gubernamental. La democracia se veía lejos, el pueblo ya estaba cansado de tanta corrupción en el poder; tanto fraude.

Recién pasaba el verano caliente de 1986, en donde a un juarense le robaban la gubernatura: Pancho Barrio. La democracia cuesta, y cuesta vidas.


El control político, pero sobre todo mediático no podía seguir manejando la conveniencia de un grupo de poder; ya comenzaba a haber destellos de contenidos duros en contra del sistema, medios que quizá no tenían el alcance de las televisoras pero comenzaban a generar corrientes de opinión críticas. A mediados de los 90’s comenzaron algunos instrumentos democráticos a figurar en la vida pública del país, generaron esperanza dentro de las audiencias críticas que ya no solo querían ver el noticiero de la noche de Televisa o Azteca. Ya se tenía un público más crítico y minorías que necesitaban hacerse escuchar. Es ahí donde comienzan a crearse los medios públicos y los medios independientes.


Con los vientos democratizadores en 1997 se constituye formalmente el Canal del Congreso, con el objetivo de consolidarse como la principal fuente de información de la función legislativa. No se puede tener una ciudadanía crítica e informada si carece de fuentes de información fidedignas, o si las fuentes de información son conducidas hacia favorecer a una corriente ideológica.


El Canal del Congreso se ha venido consolidando como uno de los medios de comunicación públicos más fuertes en su audiencia y más profesionales en su producción. Se ha convertido en una productora de contenidos de interés general, concebidos, creados y difundidos con una visión de servicio público. Ha ido a la vanguardia de las nuevas generaciones, ya dejó de ser el “canal del bostezo”, como lo mencionó Porfirio Muñoz Ledo, uno de los impulsores de la creación de éste.


Bajo el liderazgo primero y en su momento del exsenador Cruz Pérez Cuéllar, quien al iniciar la legislatura fue presidente de la Comisión Bicameral del Congreso, órgano rector del canal y al frente de la dirección del Canal del Congreso, Eduardo Fernández, han logrado llevarlo al siguiente nivel. La multiprogramación ahora cuenta con tres canales lo que hace tener un extenso contenido legislativo que difícilmente se repite, más de 14 producciones propias y hasta contenido de cine los sábados y domingos, esto se logró por medio de un convenio con la Cineteca Nacional y el IMCINE.


Estos esfuerzos que en su momento hicieron hombres y mujeres libres que buscaban democratizar los medios hoy están dando resultados, lo que va consolidando al Canal del Congreso como punta de lanza en medios públicos a nivel mundial.


Sin lugar a duda, México debe sentirse orgulloso de este tipo de contenidos que abonan a la democracia, pues es con medios como el que aquí mencionamos, con posturas de todas las corrientes políticas y la información más completa del ámbito legislativo como se forma opinión y una sociedad con más elementos para dar la batalla por mejorar a su sociedad.


Sigue a Héctor Ochoa en sus redes sociales. Twitter: hector_ochoa_m

Instagram: hector_ochoa_m

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