México, Guatemala y Belice sellan un pacto histórico para preservar la Selva Maya
- Redacción GESE

- 22 ago
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Por primera vez en la historia, tres países unen fuerzas para resguardar uno de los pulmones más importantes del planeta: la Selva Maya.
El pasado 15 de agosto de 2025, en Calakmul, los presidentes Claudia Sheinbaum (México), Bernardo Arévalo (Guatemala) y Juan Antonio Briceño (Belice) firmaron un acuerdo trascendental para la creación del Corredor Biocultural Gran Selva Maya, una iniciativa trinacional que protegerá 5.7 millones de hectáreas de biodiversidad, cultura e historia compartida.
El corredor, que integra 50 áreas naturales protegidas repartidas entre los tres países, se convierte en la segunda extensión de selva tropical más grande de América, después del Amazonas, y una de las reservas de vida más importantes del planeta.
El acuerdo no se limita a la conservación ambiental. Representa una nueva forma de gobernanza compartida, donde gobiernos, comunidades indígenas y organizaciones civiles trabajarán de manera conjunta en proyectos de reforestación, seguridad alimentaria, turismo sustentable y vigilancia contra delitos ambientales como la tala ilegal o el tráfico de especies.
El pacto incluye un fondo inicial de 6 millones de dólares, pero las tres naciones reconocen que el verdadero desafío será garantizar recursos sostenidos y mecanismos efectivos de cooperación internacional.
“Estamos protegiendo no solo árboles y animales, sino la memoria y el futuro de nuestra región. La Selva Maya es un patrimonio de la humanidad”, declaró la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum.
La decisión cobra relevancia mundial en un contexto de crisis climática y pérdida acelerada de biodiversidad. La Selva Maya es hábitat de especies emblemáticas como el jaguar, la guacamaya roja, el tapir y el quetzal, además de ser fuente vital de captura de carbono.
Para México, este corredor representa no solo una estrategia de conservación, sino también un giro hacia un modelo de desarrollo donde la naturaleza tiene prioridad frente a proyectos de alto impacto. Expertos señalan que, al blindar estas áreas, el acuerdo también establece un freno a la expansión del Tren Maya sobre territorios de alto valor ecológico, un gesto que podría marcar un antes y un después en la política ambiental del país.
El Corredor Biocultural Gran Selva Maya se proyecta como un referente internacional. En un planeta donde la deforestación avanza y los compromisos ambientales suelen quedarse en el papel, México, Guatemala y Belice envían un mensaje contundente: la cooperación regional puede convertirse en la clave para enfrentar la emergencia climática.
Organismos internacionales ya han destacado la importancia del acuerdo. Expertos de la ONU Medio Ambiente señalaron que este tipo de iniciativas son “ejemplos replicables de diplomacia verde” y que podrían inspirar proyectos similares en la Amazonía, el Congo o el sudeste asiático.
Más allá de cifras y tratados, el pacto simboliza el reconocimiento de la Selva Maya como un territorio vivo que conecta historia, pueblos y biodiversidad. En palabras de un líder comunitario de Calakmul: “La selva no entiende de fronteras; es una sola. Hoy los gobiernos han decidido escucharla”.
Con este acuerdo, México, Guatemala y Belice se convierten en guardianes de uno de los últimos grandes pulmones verdes del planeta, en una apuesta que combina cultura, ciencia, justicia social y diplomacia ambiental.
El mundo observa. La Selva Maya respira.










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