México se encamina hacia un ciclo de mayor carga fiscal y endeudamiento: clave para ciudadanos y economía
- Ana Paula Kiyama
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Por Ana Paula Kiyama
En el borrador más reciente del Paquete Económico 2026, el gobierno mexicano propone un escenario que implica tanto alzas tributarias como un endeudamiento récord. Las cifras y medidas contienen implicaciones profundas para ciudadanos, empresas y las finanzas públicas del país. Esta investigación busca profundizar en los números, los efectos, los riesgos y quiénes realmente cargan con el costo.
Deuda pública proyectada y carga per cápita:
Para 2026, el saldo de la deuda pública (medido vía Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público o SHRFSP) ascendía al 52.3 % del PIB, según estimaciones del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Ese porcentaje equivale, de acuerdo con varios estudios, a una carga superior a 151 000 pesos por habitante.
En el tercer trimestre de 2025, la deuda pública neta se ubicó en 49.9 % del PIB, con un saldo de 18.28 billones de pesos.
Nuevos impuestos o incrementos fiscales:
Se propone un aumento en el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a refrescos (incluyendo endulzantes no calóricos), tabaco, apuestas, así como un nuevo gravamen de ~8 % a servicios digitales de videojuegos con contenido violento.
Se plantea una tasa de retención sobre intereses que pasa de 0.5 % a 0.9 %, y el recargo sobre créditos fiscales insolutos se incrementa de 0.98 % a 1.38 % mensual.
Aunque el gobierno afirma que “no habrá nuevos impuestos” en 2026, los analistas señalan que sí habrá mayores gravámenes y ajustes importantes.
Egresos, ingresos y déficit previstos:
El gasto total federal para 2026 se estima en alrededor de 10.1 – 10.2 billones de pesos.
El déficit fiscal estimado ronda el 4.1 % del PIB para 2026.
¿Por qué importa? Los efectos para la población
Impacto directo sobre consumo y hogares:
Los aumentos en IEPS y nuevos gravámenes recaen mayoritariamente sobre productos de consumo masivo (refrescos, bebidas saborizadas, videojuegos, apuestas). Esto significa que hogares con menores ingresos podrían verse proporcionalmente más afectados. Los “impuestos saludables” —como los llaman— tienen una doble función: recaudatoria y disuasoria. Por ejemplo, al subir el IEPS de los refrescos a ~3.08 pesos por litro, la presión al bolsillo se vuelve tangible.
Carga de deuda futura y servicios públicos:
Cuando cada habitante “carga” con ~151 000 pesos de deuda futura, parte de los recursos públicos deberán destinarse a amortización e intereses y no únicamente a inversión, salud, educación o seguridad. El CIEP subraya que el costo financiero de la deuda desplazará recursos de otros rubros prioritarios.
Riesgo: crecimiento débil + menor margen presupuestal
El marco macroeconómico contempla un crecimiento del PIB para 2026 entre 1.8 % y 2.8 %. Algunos analistas estiman incluso ~1.3 %. Con bajo crecimiento, el aumento de deuda y recaudación adicional puede no compensar suficientemente. Esto genera riesgo para la sostenibilidad fiscal.
Las preguntas críticas que quedan abiertas
¿Los nuevos impuestos son verdaderamente “nuevos”? El gobierno dice que no habrá nuevos impuestos, pero los analistas identifican gravámenes que sí son nuevos o incrementados fuertemente. Este desfase genera confusión.
¿Para qué se usará el endeudamiento? ¿Será mayormente para inversión productiva, o para cubrir déficit y obligaciones existentes (incluyendo la deuda de la propia empresa estatal Petróleos Mexicanos)? Algunas voces dicen que el endeudamiento será “principalmente para intereses y obligaciones pasadas”.
¿Es suficiente sólo aumentar impuestos de consumo? Sin una reforma fiscal estructural (por ejemplo, que amplíe la base contributiva o refuerce gravámenes a sectores de altos ingresos), el camino es riesgoso. El CIEP y otros advierten que la estrategia está fragmentada.
¿Cómo se mantendrán los servicios públicos ante mayor carga financiera? Con más deuda y más impuestos, ¿qué garantía hay de que salud, educación, seguridad y vivienda no se vean afectados? El presupuesto presenta aumentos en gasto, pero también riesgos crecientes.
La combinación de mayor endeudamiento público y aumentos impositivos dirigidos al consumo coloca un nuevo perfil de presión financiera sobre la población mexicana. Si bien la meta de recaudación es clara y la necesidad de financiamiento es evidente, existen dudas legítimas sobre la sostenibilidad del modelo. Desde una perspectiva de impacto para ciudadanos, estas son algunas recomendaciones:
Para los hogares: revisar el presupuesto familiar ante posibles incrementos de precios en bebidas, apuestas, videojuegos y productos gravados.
Para empresarios y emprendedores: anticipar los efectos en consumo y en comportamiento del mercado; preparar escenarios para menor capacidad de gasto de consumidores.
Para responsables de política pública: transparentar cómo se usará cada peso de deuda o impuesto adicional; priorizar inversiones de alto retorno social para evitar que la carga recaiga injustamente en consumidores de bajos ingresos.
De cara a 2026, la apuesta del gobierno es clara, pero la pregunta que queda abierta: ¿será suficiente para crear un crecimiento más fuerte o sólo servirá para mantener la rueda de deuda en marcha?










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